
Esto no sé ni cómo ha aguantado tanto tiempo en casa. Pensé que me sería útil para llevar los apuntes del curso a distancia que estoy haciendo, pero no lo he usado ni una vez. Los cuadernillos del temario y mis notas han ido chafados en la mochila o el bolso, o de cualquier manera en las alforjas.
No me da pena desprenderme de él. Solo ha sido un lastre y ha estado ocupando sitio, acusando desde su interior vacío.
Es algo que en lo que estoy reflexionando mucho últimamente. Si no hacemos algo: creamos, ayudamos, construimos, no tenemos valor. Dejar lo que no sirve o que no es hermoso, que esa es otra utilidad: la de ser un bálsamo para el alma; dejarlo y cambiar de actitud si nos hemos equivocado. Hay que actuar, dejarse de excusas y perseverar; todo esto lo digo como nota mental más que otra cosa porque he estado pecando de desidia últimamente.
Así que adiós, cartera de material (acepción 6).